Desde que en 1975 el régimen franquista fusilara a Txiki, Otaegi y tres militantes del FRAP, la fecha del 27 de septiembre ha quedado grabada en nuestra memoria colectiva, hasta convertirse en un día referencial para el movimiento de liberación nacional. Hoy queremos recordar a Txiki y Otaegi y, junto con ellos, a todas y todos los compatriotas que han luchado por Euskal Herria con diferentes niveles de aportación.
Así mismo, porque es indispensable para mirar al futuro y para la convivencia, reivindicamos el derecho a la memoria integral, hoy en día criminalizada y perseguida.
Hoy, Sortu desea compartir con la ciudadanía vasca su opinión sobre la situación de Euskal Herria y el proceso de liberación nacional. Dónde estamos y cuáles son, en nuestra opinión, los avances:
1.- Nos ha tocado vivir una época histórica especial. El desarrollo del capitalismo está provocando una crisis de civilización. Además de aumentar como nunca las desigualdades sociales, la sostenibilidad de la vida y el planeta mismo están en peligro. El momento histórico viene caracterizado por el aumento de los choques y guerras entre potencias capitalistas, la crisis climática y energética, la crisis de los cuidados, las crisis humanitarias provocadas por las migraciones masivas y las consecuencias de todo ello. Estamos en una era de cambios, y lo que está en juego es la dirección de esos cambios.
2.- La situación de los estados que oprimen a Euskal Herria también puede considerarse excepcional. El Estado español sigue inmerso en la crisis del régimen del 78, y las élites no son capaces darle una salida acordada. Al contrario, el choque entre los dos grandes partidos que han sido los pilares del régimen se está recrudeciendo. De ese modo, en este momento existe una pugna entre el gobierno que hemos considerado una ventana de oportunidad y la posibilidad de una derecha y extrema derecha que buscan una reacción autoritaria, centralista y conservadora.
En el Estado francés, durante los últimos años las y los ciudadanos vascos hemos sufrido las políticas neoliberales y autoritarias del gobierno de Macron, así como el desprecio por parte del estado. Los resultados de las últimas elecciones han dejado al gobierno en una situación inestable, mientras la amenaza de la extrema derecha sigue creciendo.
3.- Mientras tanto, el futuro de Euskal Herria está en peligro. El modelo autonómico actual y el rumbo político de quienes lo gestionan están agotados. Sin soberanía y sin iniciativas político-institucionales sólidas y ambiciosas, nuestro pueblo no está preparado para afrontar como tal los retos actuales. Además, la influencia de aquel impulso comunitario que en décadas anteriores resultó decisivo para la supervivencia de Euskal Herria se está agotando, tal y como lo demuestran diferentes indicadores nacionales. De esa manera, nuestro pueblo corre el peligro de diluirse en el mar de la globalización.
4.- En este contexto, el proyecto y la hipótesis histórica de la izquierda abertzale tienen plena actualidad. Euskal Herria tiene que ser un estado, pues de lo contrario no podremos garantizar su supervivencia ni construir un modelo de sociedad justo e igualitario. Por eso, el proceso de liberación nacional tiene que seguir haciendo camino, buscando la articulación de luchas emancipadoras, hasta conseguir una Euskal Herria independiente, socialista, feminista y euskaldun. Ese es el horizonte de nuestra lucha.
5.- En la última década estamos sembrando nuevas condiciones para avanzar en el proceso de liberación nacional. El soberanismo de izquierdas ha conseguido un apoyo y una capacidad de incidencia mayores que nunca, demostrando, además, que utiliza esa fuerza para mejorar las condiciones de vida de la gente. Junto con ello, estamos provocando cambios de escenario muy necesarios para el proyecto nacional, como se está viendo especialmente en la evolución política y social de Nafarroa y de Ipar Euskal Herria.
6.- Con todo, la situación de excepción exige, y puede hacer posible, dar un salto en términos de proceso sobre las condiciones creadas. Un salto en el dimensionamiento del conflicto político, un salto en construcción nacional y un salto en la consecución de la soberanía formal y material (normalización del euskara, educación, transición energética, sistema de cuidados público y comunitario, democratización del modelo policial, garantía de condiciones de vida y trabajo dignas…).
El camino hacia nuestros objetivos será un proceso. Tenemos que sacudirnos inercias e intentar aprovechar el momento histórico para, dentro de las posibilidades existentes, conseguir dotarnos de todos los instrumentos posibles, avanzar lo más posible y, en definitiva, alcanzar el mayor poder posible.
7.- Ello exige, por una parte, un nuevo impulso comunitario. Hay que levantar una ola que revitalice el proyecto de Euskal Herria e impulse las transformaciones sociales, económicas y culturales que tanto necesitamos. Porque este pequeño pueblo tiene la inteligencia, la fuerza y la energía suficientes para hacer las cosas de otra manera: en el feminismo, en el ecologismo, en el sindicalismo, en la lucha por el euskara, en la nueva generación de jóvenes independentistas y en otras muchas luchas y proyectos.
8.- Y exige, por otra parte, un intento por construir alianzas lo más amplias posible entre fuerzas políticas, sindicales y sociales: para intentar frenar la reacción procedente de los estados; para avanzar lo más posible en la recuperación de la soberanía, en la conquista de derechos sociales y económicos y en la construcción nacional; y, si finalmente triunfan las derechas, para plantarle cara con las mayores garantías posibles al vendaval represivo y recentralizador que sin duda alguna va a llegar.
9.- Para que Euskal Herria le abra la puerta al futuro es indispensable superar las consecuencias del anterior ciclo de confrontación. El modelo de resolución integral que se presentó hace once años en Aiete es la referencia para ello, y ya es hora de abordarlo con valentía y compromiso. Casi nadie niega que uno de los principales retos es traer a casa a las y los presos, refugiados y deportados políticos vascos. La libertad condicional de Ion Parot y Jakes Esnal y el final del alejamiento, que se ve cada vez más próximo, están abriendo un nuevo escenario para avanzar en el camino de vuelta a casa, mediante la movilización social, el acuerdo y el trabajo en común.
10.- Vivimos tiempos complejos, llenos de riesgos. Pero existen motivos para la esperanza. Como ha expresado magníficamente el artista Kepa Akixu “Zigor”, autor del cartel del 27 de septiembre de este año, desde la oscuridad todos los días se enciende un rayo de luz, “egu”, ese fugaz momento de esperanza que trae consigo el comienzo de un nuevo día. Ese momento es el deseo de luchar y vivir que cada día se renueva en Euskal Herria, que ha mantenido a este pueblo vivo ante todos los ataques y que alimenta constantemente la sed de libertad. La fuerza para la independencia.
Nehork ez dio eguri itxaropena kenduko!
Euskal Herria, 27 de septiembre de 2022