La extrema derecha, el fascismo y el autoritarismo son una amenaza para Euskal Herria. Vienen a imponer su programa involucionista. No lo vamos a permitir. Casado, Rivera y Abascal tienen que saber que no son bienvenidos en Euskal Herria y que vamos a seguir luchando por nuestros derechos.
El trifachito quiere ensuciar todo con mentiras e insultos. Sortu ha puesto en marcha una campaña de desinfección antifascista para erradicar esa suciedad, antes de que sea demasiado tarde. Está en juego nuestro futuro.
En la vuelta ciclista de Euskal Herria, las reivindicaciones políticas presentes.
28A EH Bildu
R78 no! Independencia
Presoak Kalera!
El domingo SORTU clavó en la playa de la Kontxa 2.000 cruces, una por cada persona migrante muerta en el Mediterraneo en el año 2018.
La política migratoria de los estados francés y español es criminal. No han cumplido su palabra; en vez de rescatar y socorrer a las personas, les ponen obstáculos. Y además entorpecen el trabajo de las personas voluntarias, tal y como hemos visto con la prohibición del barco Aita Mari o las devoluciones en caliente de la “muga” entre Hendaia e Irún.
¿Qué hacer?
1. Tenderles la mano. Es una obligación.
2. Hacerle frente a la xenofobia; Euskal Herria es país de acogida. Euskal Herria es un pueblo migrante.
3. Combatir las razones que están en la base de la migración forzada. Pobreza, miedo, falta de seguridad. El capitalismo.
Euskal Herria necesita soberanía para poder decidir políticar migratorias adecuadas.
Apoyamos la manifestación que se celebrará en Donostia el 3 de febrero bajo el lema “Todas las personas, todos los derechos”.
Por desgracia ha habido un accidente laboral más en Bedia. Otro número más en la lista negra. Casi cada semana tenemos noticias de trabajadores muertos en accidentes en Euskal Herria. Pero no se dan respuestas que exige la situación por parte de las instituciones. ¡La precariedad mata!
En esta éra del porlán se gasta demasiado dinero público en grandes infraestructuras. Pero el objetivo de estos no es el bienestar, sino enriquecer a las empresas constructoras... ¡Vergüenza!