Este año, el 13 de febrero nos llega en un contexto especial: por primera vez, el informe publicado en enero por el Instituto Vasco de Criminología ha sacado a la luz la cruda realidad de los casos de tortura en Nafarroa Garaia a partir de 1960. Gracias a esa investigación y al informe de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa publicado en 2017, tenemos una primera fotografía de las torturas habidas en Euskal Herria durante los últimos 60-70 años.
No obstante, esos informes y esas cifras son un punto de partida. Sabemos que la tortura es un sufrimiento que la gente ha guardado en secreto debido al tabú y la criminalización que ha existido en torno al tema. Además, será imposible recoger los testimonios de muchas de esas personas, porque ya han fallecido.
Esos testimonios y esas cifras han establecido una base para empezar a reconocer la tortura y la verdad. Hemos conseguido romper el silencio y sacar a la luz la tortura, demostrando que ha sido una realidad innegable. Ahora, con esas cifras institucionales en la mano, es hora de plantear nuevas preguntas, para reconocer la verdad y establecer garantías de no repetición: ¿Quién ha torturado? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Para qué?
Han torturado policías de todos los colores, en comisarías y cuarteles de España y de Euskal Herria. Han practicado la tortura en el contexto de un conflicto político, y lo han hecho de manera planificada. Es decir, la tortura ha sido una práctica sistemática en el Estado español, y ha tenido un objetivo claro: silenciar y reprimir a la disidencia política vasca. Detrás de eso hay responsables y responsabilidades políticas: quienes han practicado las torturas y quienes lo han posibilitado.
Por lo tanto, todavía nos queda mucho por hacer de cara a construir una memoria integral y una convivencia sólida. Entre otras cosas, falta reconocimiento social, político e institucional. En ese camino, el trabajo y la actitud activa de las personas torturadas ha sido fundamental. La comparecencia que realizaron el pasado sábado en Donostia es reflejo de ello. Están haciendo un gran trabajo para reivindicar sus derechos y sacar la realidad de la tortura de la sombra a la luz, cosa que queremos reconocerles y agradecerles.
Con el impulso de todas y de todos, abordemos de una vez las preguntas que todavía están sin responder, en el camino del reconocimiento, la reparación y la garantía de no repetición. En concreto, emplazamos al gobierno español, al gobierno de Gasteiz y al gobierno de Nafarroa Garaia a que asuman las responsabilidades que les corresponden y reconozcan el daño causado, pues esa es la mejor aportación que pueden hacer para darle una salida justa y democrática a esta cuestión.
2023-02-13