A través de una acción desarrollada una empresa que produce vacunas contra el Covid-19, SORTU ha exigido la liberalización de las patentes de las vacunas, mostrando así a su adhesión a la campaña No Profit On Pandemic lanzada por el grupo GUE/NLG. Asimismo, SORTU ha reclamado soberanía para hacer frente a la pandemia.
Un grupo de activistas de SORTU ha desplegado una pancarta gigante desde el tejado de Laboratorios F. Rovi en Granada (Andalucía), donde se produce la vacuna de Moderna, en la que podía leerse “Txertoak Herriarentzat. No Patents. Vacuna gratuita y universal”.
En vez de haber priorizado la salud de las personas, las élites políticas y económicas han visto, sobre todo, una gran oportunidad lucrativa en los estados de emergencia impuestos para hacer frente a la pandemia, lo que se ha supuesto cuantiosas transferencias de los fondos públicos a empresas privadas. SORTU considera inaceptable que en plena pandemia las empresas farmacéuticas hagan negocio con la producción y distribución de las vacunas, discriminando a las personas según su capacidad económica y lugar de origen.
El capitalismo no ayuda a resolver los problemas, sino que los agrava. La pandemia está aumentando las desigualdades sociales y económicas, mientras que las autoridades siguen sin querer comprender que sin salud no hay economía. O dicho de otra manera, que no saldremos de esta si no salimos todas, porque si no conseguimos una inmunidad a nivel mundial, el virus seguirá circulando.
Por si esta injusticia fuera poca, además, lejos de reforzar un sistema sanitario público y universal que valore todas las vidas por igual, siguen haciendo negocio con el dolor. Persiguen al meta de la acumulación de capital y para ello están utilizando esta emergencia sanitaria mundial. Desgraciadamente esta lectura también es aplicable en el País Vasco de una manera similar.
Por otro lado, los criterios para la distribución de las vacunas y la gestión del estado de alarma han dejado clara la limitada capacidad de decisión que tenemos en Euskal Herria. Estamos a expensas de los criterios impuestos en Madrid y París. Es más, si hablamos de soberanía material, es significativo que en Euskal Herria no hay ninguna empresa que produzca vacunas contra Covid-19. Hemos tenido que viajar a España para hacer esta iniciativa.
Es preciso reforzar la alternativa socialista frente a las desigualdades sociales, sobre la base del internacionalismo y la solidaridad. Porque la salud es un derecho de las personas que habitan el mundo; porque las investigaciones financiadas con dinero público pertenecen al pueblo; porque querer hacer negocio con la salud de la gente en medio de una pandemia es un crimen contra los derechos humanos.
Exigimos a las autoridades europeas y vascas para que avancen por la liberalización de las patentes de las vacunas. De todas formas llegamos tarde, tomando en cuenta la tragedia que está pasando en India. La mayoría de la población mundial no tiene acceso a las vacunas, por lo que la pandemia podría demorarse. Todavía es posible que millones de vidas puedan ser protegidas mediante la nacionalización de la producción de vacunas y su distribución justa y equitativa.
Instamos a la Unión Europea a que actúe de manera ejemplar. Las empresas farmacéuticas no pueden ser más importantes que las vidas de las personas.
Animamos a la ciudadanía a cuidarse y a luchar por los derechos colectivos en la calle.
La iniciativa ha sido realizada en colaboración con el sindicato SAT.