Este año, nos es imposible realizar ningún acto político que concentre a la gente debido a la enfermedad que azota a todo el mundo y a las medidas impuestas. Sin embargo, el de mañana es un díapara recordar especialmente a las presas y presos políticos vascos y denunciar públicamente la situación que padecen. Además, también recordamos a sus familiares y personas allegadas; si las prohibiciones y restricciones para salir de casa a causa de la pandemia son duras para toda la gente, aún son más duras y preocupantes aún para ellas.
Agradecemos el esfuerzo de todas aquellas personas que a lo largo del año se preocupan por la situación de los presos y presas políticas vascas, día a día, semana a semana, y defienden en la calle sus derechos. SORTU seguirá trabajando y defendiendo los derechos de los presos políticos vascos en los ámbitos que le corresponden, ya sea en ayuntamientos ya sea en otro tipo de instancias más altas, hasta conseguir la repatriación del último preso o presa política vasca. Pero esa lucha por los derechos no sólo la llevaremos a las instituciones, sino también a las calles.
Declaramos el 17 de abril como Día Internacional de los Presos Políticos. Aunque este día nuestro recuerdo más especial sea para las presas y presos políticos vascos, no olvidamos a todas las personas que están presas en cualquier pueblo del mundo, en cualquier lugar, por haber luchado por unas ideas políticas liberadoras.
En la cárcel no hay días fáciles, no hay años fáciles; menos aún cuando se sufre la política de excepción diseñada expresamente contra los presos vascos y sus familiares. Fruto de esta política penitenciaria ha sido la muerte de José Ángel Ochoa de Eribe, ocurrida el pasado mes de octubre, apenas cuatro meses después de ser puesto en libertad por la extrema gravedad de su enfermedad.
Con una mirada general a la situación de los prisioneros políticos vascos, 236 se encuentran dispersados en medio centenar de cárceles de los estados español y francés. De ellos, el 75% se encuentra alejados y dispersados a más de 500 kilómetros de su país de origen. De estos presos, son más de 80 los que tienen hijos menores de edad. Son más de un centenar los que padecen alguna enfermedad, y alrededor de veinte padecen una enfermedad grave. Algunos tienen más de 70 años de edad. El que menos tiempo ha estado en prisión lleva más de tres años. Más de la mitad los presos vascos llevan más de 15 años en prisión. Unos 50 presos que llevan más de 20 años en prisión. Unai Parot, Ion Kepa Parot, Jakes Esnal y Xistor Haranburu cumplen 30 años de prisión. Son más de 70 los que tienen cumplidas las 3/4 partes de la condena y deberían ser libres según su legislación...
Necesitaríamos todos estos datos además de otros para recoger toda la realidad que refleja esta política penitenciaria excepcional. Y no podemos obviar las consecuencias que acarrea a familiares y personas allegadas.
A pesar de que en los últimos años haya disminuido el número de presas, la situación ha empeorado con el tiempo. La situación es realmente grave, apremiante. Hace casi tres años que los presos políticos vascos decidieron recorrer la vía jurídico-penitenciaria. Algunos situaban ahí la clave para empezar a encauzar su situación, al iniciar la vía jurídica. Pero por ese camino están encontrando más obstáculos que facilidades.Por ello, es necesario el impulso de todos y todas nosotras. Tratamos de apoyar los pasos de las presas para en facilitar una solución. No vamos a cejar.
En este sentido, nos parece que estamos ante una nueva oportunidad para dar con la solución de la situación que pacecen las presas y presos políticos vascos, al observar por un lado, que en Euskal Herria existe un amplio consenso a nivel político, sindical y social. Por otro lado, la existencia de la multitudinaria movilización social nos muestra la sensibilidad que existe en amplios sectores de la sociedad. Además, los pasos dados para la resolución del conflicto han contribuido a crear nuevas condiciones para abordar la cuestión de las presas.
Ahora es el momento para poder cimentar sólidamente el futuro de Euskal Herria. Y para ello, la vuelta a casa de los presos políticos vascos supone un paso necesario. Sería un paso beneficioso, no sólo para Euskal Herria, sino también para España y Francia, aunque a priori parezca díficil, ya que una solución razonable a la situación de las presas contribuiría a construir modelos sociales más saludables y democráticos.
Seguimos decididos a hacer todo tipo de aportaciones necesarias para construir el futuro pacífico y democrático de nuestro pueblo, porque todas ellas son necesarias para que mañana alcancemos una Euskal Herria independiente.
Nos espera el futuro y estamos dispuestas a afrontaremos los obstáculos y dificultades que nos encontremos en el camino.