NOTICIA


Protocolo renovado contra la violencia machista

2020-07-09

LAB, Ernai y Sortu han presentado el protocolo interno para poder gestionar los casos de violencia machista.

El protocolo es herramienta que se enmarca dentro de un plan feminista más general para hacer frente a la violencia machista; una herramienta basada en la prevención, la formación y la reflexión colectiva, cuyo objetivo último es convertir a la izquierda abertzale en un espacio libre y cómodo, sin violencia machista.

Las organizaciones Sortu, LAB y Ernai han presentado en Antsoain el renovado protocolo interno para la gestión de los casos de violencia machista. El protocolo fue puesto en marcha hace ya 20 años, en el marco del Proceso Feminista de la izquierda abertzale. La actualización del mismo ha fruto de la experiencia acumulada durante estos años y del grado de concienciación alcanzado, así como de la evolución del movimiento feminista y las reflexiones sobre la Justicia Feminista en particular.

La renovación del protocolo ha sido desarrollada gracias a un largo y intenso proceso de casi dos años, en los que hemos contado con la colaboración permanente de personas expertas en violencia machista.

Al ser estructural, la violencia machista también es inherente a nuestro ser. Las relaciones de poder entre mujeres y hombres también se reproducen en el seno de las organizaciones. Pese a que a día de hoy la paridad sigue sin materializarse de puertas para adentro, trabajamos para alcanzar objetivo.

Así, lo que tenemos entre manos es una herramienta que se enmarca dentro de un plan feminista más general para hacer frente a la violencia machista; una herramienta basada en la prevención, la formación y la reflexión colectiva, cuyo objetivo último es convertir a la izquierda abertzale en un espacio libre y cómodo, sin violencia machista.

Al hablar de este tipo de violencia no nos referimos a agresiones aisladas o individuales y cuando se producen en nuestro seno nos interpelan como colectivo. Por ello, el protocolo pretende llevar a cabo una gestión coherente y colectiva ante las agresiones producidas, en clave transformadora y reparadora, huyendo de actitudes punitivas.

En este sentido, hemos trazado un proceso que contiene tres vértices frente a cada agresión: la primera, sobre la que se cimienta el proceso, tiene en cuenta a la persona agredida y sus necesidades; la segunda, toma en cuenta la disposición de la persona que ha cometido la agresión para iniciar el camino de reconocimiento y deconstrucción; la tercera es la referente al trabajo y reflexión colectiva a realizar en la comunidad cercana.

Sobre la base de estos tres ejes, cada caso de violencia machista contará con un procedimiento y/o proceso propio, teniendo en cuenta las condiciones de desarrollo de cada eje y definiendo los itinerarios y/o medidas a seguir. Todo proceso se fundamentará en situar en el centro a la persona agredida, en la gestión responsable de la confidencialidad y la información, en la proporcionalidad y en las garantías.

Para que este camino que estamos recorriendo resulte efectivo, es importante subrayar que el mismo se basa en el compromiso adquirido por estas organizaciones. Un compromiso que no sólo es de sus direcciones y estructuras, sino del conjunto de sus miembros, para lo cual se ha puesto en marcha un proceso de formación feminista. Asimismo, para desarrollar una herramienta de este tipo es imprescindible dotarla de recursos.