Este año se cumplen 23 años desde que las mujeres empezaron a participar de modo igualitario en el Alarde de Hondarribia. Pero aún no a llegado la normalidad, entre otras razones, por las posiciones sexistas y vergonzosas de las instituciones gobernadas por el PNV. El año pasado las que se esconden detrás del plástico negro endurecieron otra vez su actitud y la solución propuesta por el alcalde de Hondarribia ha sido cambiar la hora del desfile de la compañía igualitaria y pública Jaizkibel. En vez de dar pasos hacia la igualdad, el gobierno municipal sigue caminando hacia el lado contrario, concediendo más privilegios al alarde tradicional y privado.
Nos parece muy significativo la actitud bipolar del PNV: ha denunciado ataques sexistas y ha participado en varios actos contra la violencia machistas pero a la vez, el gobierno que gestiona ha priorizado el criterio securitario. La Ertzantza nos ha dicho que lo mejor para la seguridad de las mujeres es quedarse en casa, no andar en la calle por las noches o no andar solas... La culpa y el peso de la violencia machista se pone sobre los hombros de las mujeres, empañando la responsabilidad del atacante. Es un mensaje machista que alimenta los discursos y prácticas del heteropatriarcado.
Para superar todo lo mencionado nos parece imprescindible propagar una nueva cultura y valores. Por eso, no aceptamos que en el Alarde de Hondarribia se impulse a las mujeres a que sean ciudadanas de segunda, creando un horario especial para el alarde igualitario y en definitiva representando una situación de apartheid social/misógino.
A la vez que no nos valen los puntos de vista punitivos y securitarios, exigimos al PNV que responda de manera firme a las prácticas que alimentan valores machistas. Ya vale de salir con lazos morados en 8 de marzo y defender -incluso impulsar- plásticos negros del 8 de septiembre. No son compatibles. No a menos que queramos construir una convivencia que garantice los derechos de las mujeres en Hondarribia y en Euskal Herria. Eso nos exige a todas indudablemente cambiar los marcos de pensamiento. Un camino largo para todas, más aún para el PNV como se aprecia. Pero un camino imprescindible de caminar.