En vez de impartir justicia, el Tribunal Supremo se ha dedicado a aplicar unos castigos totalmente desproporcionados para los jóvenes de Altsasu, tomando como base un burdo montaje policial. Hoy se ha escrito un capítulo más de esta triste historia repleta de injusticias.
La que sale fortalecida por esta sentencia es la Guardia Civil, en el momento en el que realiza un nuevo despliegue en Catalunya en vísperas del 12 de octubre. Al fin y al cabo, el Supremo, mediante el recorte de garantías procesales y de derechos, da un espaldarazo –cómo no– a un cuerpo que ha generado tantísimo dolor y miedo. Queda claro, pues, que aquí no hay justicia ni para vascos ni para catalanas ni para las personas que anhelan cambios sociales o democráticos. Y sin justicia, no hay democracia.
SORTU muestra su solidaridad a las personas castigadas, a sus familiares y a su entorno. Asimismo, llama a secundar las movilizaciones de protesta.