Este Primero de Mayo se da en un contexto especial. Vivimos una época de crisis sistémica y múltiple (económica, social, de cuidados, climática...). Se están produciendo grandes cambios en muchos ámbitos de nuestra vida y, salvo que cambien las decisiones sociales, políticas y económicas de los más grandes, sin duda se procucirán muchos más. Es tiempo de grandes cambios.
Sin embargo, las crisis y los tiempos de cambio también son una oportunidad para poner sobre la mesa nuevas hipótesis. Ahora que sólo tratan de vendernos el colapso y las distopías, es imprescindible reivindicar que es posible alcanzar un nuevo horizonte, entre otras cosas porque en nuestro pueblo hay oportunidades y condiciones para ello. Son ejemplos y garantías significativas de ello las luchas y las victorias sociales que se han dado a lo largo de la historia de Euskal Herria, la fuerza del movimiento feminista o la extensión de la mayoría sindical transformadora. Asimismo, Euskal Herria es un país pequeño, con una comunidad cohesionada que, partiendo de las características propias de cada territorio, nos ofrece una escala excepcional para trabajar conjuntamente y afrontar nuevos retos.
En este momento en el que resulta tan evidente la incapacidad del sistema capitalista y patriarcal para garantizar unas vidas dignas, hoy y aquí debemos reivindicar y reivindicamos que la transformación social es posible. En Euskal Herria es posible. “Egin dezagun posible”, hagámoslo posible, tal y como reza el lema del sindicato LAB para este año.
Las medidas impuestas en los últimos años han supuesto un notable detrimento de la situación de los derechos y las condiciones de vida de la clase trabajadora y de los sectores populares: un retroceso en nuestros derechos mediante la privatización de servicios públicos que deberían ser comunes; una reducción de los servicios sanitarios; un perjuicio de los servicios de cuidados; un pago a escote de las enormes deudas de unos pocos, mientras que cuando hay beneficios sólo quedan en los bolsillos de esos pocos; un incremento de la carga diaria de los trabajos no declarados; una reducción de la capacidad adquisitiva por el aumento de los precios de la energía, la alimentación o los productos básicos... Mientras algunos son cada vez más ricos, la mayoría es cada vez más precaria, más pobre. También en nuestro país.
Para lograr la transformación de la situación mencionada, hay que dar pasos hacia un nuevo modelo socio-económico que tenga como objetivo un modelo de vidas dignas y cuidados mutuos: acometimiento responsable y valiente de una transición ecológica para hacer frente a la crisis climática; inicio de la construcción de un sistema de cuidados público comunitario y reparto todos los trabajos, de absolutamente todos los trabajos, ante la crisis de los cuidados; inicio de la construcción en la práctica y entre agentes vascas de un marco vasco de protección social y de relaciones laborales, ante la precarización de la estatalización, pensiones, sueldos y condiciones de vida; consecución de acuerdos políticos y sindicales para garantizar la reducción de horas en la semana laboral, el reparto del trabajo y el empleo digno, ahora que tratan acentuar aún más la precariedad y el desempleo; finalmente, con especial importancia, defensa de los servicios públicos actuales y apuesta por un sector público fuerte y eficaz que coadyuve en el tránsito hacia un nuevo modelo económico.
Evidentemente, en todos estos ámbitos la falta de soberanía económica tiene una incidencia directa. Tras los ejemplos arriba mencionados están las decisiones tomadas en Madrid, París o Bruselas, sin haber tenido en cuenta la opinión de este pueblo, sin haber respetado la palabra de la mayoría. En estos tiempos de crisis múltiples, la soberanía económica no sólo es una oportunidad para vivir mejor, sino que también es la base para garantizar unas condiciones de vida y de trabajo dignas para los y las vascas. Por tanto, el clamor por la soberanía económica debe ser también la prioridad de todas las que luchamos para alcanzar un nuevo modelo social y económico. Porque las vidas dignas y soberanas sólo pueden ser garantizadas en pueblos soberanos. Necesitamos un Estado. No es una condición suficiente, pero sí imprescindible.
Como decíamos al principio, esta época de crisis y cambios debe ser el momento para actuar con responsabilidad. Es el momento de acelerar y fortalecer el proceso de liberación, porque nuestro camino al cambio político, económico y social es el camino a la independencia. Es también el momento de aglutinar fuerzas, multiplicarlas y hacerlas más eficaces. Seamos conscientes de lo que está en juego y que cada una de nosotras –personas y agentes– reflexione en qué y cómo puede incidir para afrontar nuestros retos como pueblo y dar pasos efectivos en la dirección de un nuevo modelo social y económico; un modelo basado en valores socialistas, feministas y ecologistas. Es hora de actuar con responsabilidad.
Por todas estas razones y reivindicaciones, el Primero de Mayo tiene que ser el momento y el día para salir a la calle y luchar. Sortu, por tanto, hace un llamamiento especial a participar en todas las movilizaciones que cnvocadas por el sindicato LAB a favor de los trabajos de los cuidados, el empleo y el reparto de la riqueza.