Por segundo año consecutivo celebramos un Primero de Mayo bajo la amenaza de la pandemia. En los últimos meses hemos visto, entre otras en Aiaraldea, Margen Izquierda y algunas comarcas de Navarra, que es el momento de luchar por la defensa del empleo y de la economía local. Con una pandemia como telón de fondo, algunos tratan de utilizar la reducción de sus beneficios para despedir a trabajadores y trabajadoras, precarizar las condiciones de trabajo, cerrar empresas o deslocalizar. Otros buitres, como hemos visto en el caso de Euskaltel, aprovecharán la situación para descapitalizar nuestro país y llenarse los bolsillos; o para seguir haciendo negocio a costa de la privatización de los cuidados realizados principalmente por las trabajadoras.
Vienen tiempos difíciles para las trabajadoras y trabajadores. Es hora de hacer una ferviente defensa del empleo. La pandemia ha puesto de manifiesto la profunda crisis de viabilidad del capitalismo. Por un lado, tiene una crisis de viabilidad social: crisis de cuidados y crisis de reproducción social. Hemos visto que el modelo actual es insostenible y que hay que repensarlo, de arriba abajo, con la participación directa de la administración pública y otras estructuras. Por otro lado, tenemos una crisis de viabilidad ecológica que cada vez estamos viviendo con más fuerza. El capitalismo, también patriarcal y ecocida, conduce al colapso ecológico y social. Esto no es sostenible y la pandemia ha acelerado las tendencias.
Nos encontramos ante una encrucijada y llega el momento de cambios profundos. ¿Cómo responder a todo ello? Hay diferentes rumbos a tomar, diferentes maneras de abordar la situación, enfrentadas entre sí: primero, hay quien, como en 2008, pretenda ahondar en la dirección neoliberal; segundo, existe la posibilidad de recrear un nuevo capitalismo patriarcal para neutralizar el colapso mediante reformas; y tercero, podría darse un cambio de rumbo, unas reformas que alimenten el camino de los cambios radicales. Por lo tanto, está claro que a través de una serie de reformas va a darse una transición. Su dirección, alcance y sujeto es lo que está en juego.
Por lo tanto, el periodo de cambio no terminará con la pandemia. La crisis climática nos plantea un reto tremendo y la mera defensa del viejo modelo nos abocaría al fracaso. Es el momento de los cambios profundos. SORTU considera que los y las trabajadoras vascas deben tomar la iniciativa para asumir el liderazgo para acometer estos cambios. Los y las trabajadoras vascas, sea cual sea su origen, empleados, desempleadas, las que trabajan en cuidados, todas ellas son la base y el pilar de Euskal Herria. Euskal Herria es la base y la escala de este proceso de transición.
Ante estos cambios profundos, tenemos unos gobiernos sin iniciativa. Euskal Herria está en venta, y en lugar de hacer frente a la tempestad neoliberal, vamos a la deriva: no hay nadie al timón. Privatizaciones, desinversiones en servicios públicos, devaluación de las consecuencias de la precarización y la feminización en diferentes trabajos, venta de industria y empresas estratégicas... La dependencia de los regímenes neoliberales español y francés hace que nuestra capacidad de decisión sea muy limitada.