Acabamos de saber que el ex preso político vasco Asier Aginako ha fallecido a consecuencia de una grave enfermedad. En enero de 2019, cuando llevaba 15 años en prisión y a falta de uno para terminar su condena, le fue suspendida su condena después de habérsele detectado una enfermedad grave por la que fue operado quirúrjicamente.
Este vecino de Durango fue detenido en 2004 en Coulaines (Francia) junto a su pareja Aitziber Coello. Tras permanecer en las prisiones de Fleury-Mérogis y Joux la Ville, en 2012 fue extraditado a España. Desde entonces ha estado en las cárceles de Fontcalent (a 810 kilómetros de Durango) y Picassent (a 654 km). En 2017 nació el hijo de Asier y Aitziber. En diciembre de 2018 le fue detectado un tumor en cerebral. Fue operado el 16 de enero de 2019 y el 31 de enero le fue suspendida la condena. En el Estado español fue condenado a ocho años y cumplió siete, todos ellos en primer grado.
En este caso, la autoridad competete actuó de forma rápida y adecuada ante la enfermedad, respetando sus derechos. Sin embargo, no podemos olvidar que el régimen penitenciario y la legislación de excepción aplicados a las y los presos políticos vascos generan múltiples estados de indefensión, enfermedades y vulneraciones de derechos.
Urge dar pasos para que todas y todos los presos vascos vuelvan a casa. Resultainaceptable que mantengan a las presas vascas como rehenes políticas. Por tanto, hacemos un llamamiento a los gobiernos español y francés, así como a la sociedad vasca, a dar pasos cualitativos para lograr una paz duradera y una convivencia democrática tal y como lo reclama mayoría política, sindical y social de Euskal Herria. Ahora es el momento. Los queremos en casa y vivos.