El último ciclo electoral ha sido realmente fructífero para el independentismo de izquierdas en toda Euskal Herria. Atendiendo a los resultados del 21 de abril, el número de votos de EH Bildu supera el techo histórico con 341.000 votos y empata el número de escaños con el PNV (27). Hemos recivido 91.000 votos más que en 2020 y hemos sido el partido que más ha crecido. En Araba hemos ganado por primera vez las elecciones y en Gipuzkoa hemos recibido el apoyo del 40% de los y las ciudadanas. En Bizkaia el crecimiento también ha sido muy fuerte con 30.000 votos más y hemos reducido notablemente la distancia con el PNV. En Bilbo es donde más diferencia tiene el PNV con respecto a nosotros (27.000 votos) y aún así hemos obtenido un 52% más de votos que en 2020. De hecho, los resultados que hemos tenido en los núcleos urbanos son especialmente destacables: hemos ganado en Gasteiz, no hemos ganado en Donostia por muy poca diferencia y hemos sido vencedores en muchos grandes pueblos (Eibar, Durango, Amurrio, Laudio -empatado con el PNV-, Oion, Orereta, Tolosa, Zumarraga, Gernika, Agurain...). Destaca, en general, la expansión del color vencedor de EH Bildu en el mapa del territorio, aunque la diferencia también es pequeña en general en las localidades donde aparece el verde del PNV. Con estos resultados, en el conjunto de Euskal Herria, hemos superado la barrera de los 400.000 votos y somos la primera fuerza.
La situación ha cambiado y ya es innegable que nuestro país ha entrado en un nuevo ciclo político. A pesar de que PNV y PSE-EE van a tener la tentación de mantener la situación como hasta ahora, estos resultados dejan un claro mandato popular: la mayoría es soberanista y la mayoría es de izquierdas y a eso hay que dar respuesta. EH Bildu asumirá la responsabilidad de llevar a cabo este mandato para dar una respuesta positiva y ambiciosa a la responsabilidad y expectativas que la ciudadanía ha puesto sobre ella. Nosotros tenemos vocación de gobierno, pero también tenemos vocación de Estado y tenemos que jugar con esa responsabilidad. Para hacer frente a los enormes retos a los que se enfrenta nuestro país será imprescindible jugar con iniciativa política, y seguir el camino de los acuerdos de país amplios y de un nuevo modelo de gobernanza. Y será imprescindible promover un fuerte impulso popular para dar el salto político que necesita nuestro pueblo.
Estos resultados han demostrado la idoneidad de la estrategia desarrollada en los últimos años. Presentar un proyecto de país sólido, abrir el camino a políticas de alianzas flexibles y amplias, actuar con vocación de gobernar el mayor número posible de instituciones y promover un fuerte impulso popular que combina el cambio político y social está dando resultados. Sin duda, en estos resultados electorales, tanto como el trabajo realizado en las instituciones, ha significado la movilización popular de los últimos años.
Estamos dando pasos en el proceso de liberación y estos resultados son un nuevo impulso en el camino. Y es que una de las claves principales es ser cada vez más cada día. La otra clave es adquirir la máxima capacidad de influencia y para ello es importante aunar el mayor número de fuerzas en las instituciones. Con todo, para consolidar el cambio político y social es imprescindible seguir trabajando en el cambio cultural de fondo o en el cambio de valores. Tenemos que seguir en ello.