Todo movimiento transformador tiene como objetivo desarrollar procesos de liberación, siempre en beneficio del pueblo. Fue el pueblo quien creó a la izquierda abertzale, y desde esa perspectiva aseguramos que ésta ha hecho sus deberes. Se ha renovado como movimiento y también ha sido capaz de renovar su estrategia asumiendo todas sus responsabilidades y hablando con claridad al pueblo.
Hoy ha sido el momento de hacer balance de los últimos años para poder abordar en setiembre los debates del proceso congresual.
Para empezar, en estos cuatro años hemos cerrado definitivamente el ciclo político anterior y hemos abierto definitivamente el nuevo ciclo político. Hemos estado construyendo las bases de este ciclo.
Se refuerza el soberanismo de izquierdas. Hemos hecho un gran trabajo junto a nuestras aliadas en EH Bildu y EH Bai. Hoy en día, tomando en cuenta el conjunto de Euskal Herria, el soberanismo de izquierdas es la segunda fuerza política. La primera en número de concejales y ayuntamientos. Y tiene más capacidad de influencia que nunca en el Parlamento Vasco y en Madrid.
En lo referente a las presas y exiliadas, en estos últimos años, el soberanismo de izquierdas y la movilización popular han conseguido que hemos comencemos a encauzar la situación, eso sí, más tarde y de una manera mucho más despacio de lo que debiera ser,
Por último, estos cuatro años han supuesto una ola de luchas y clamores transformadores. Decimos con orgullo, no con arrogancia, que Sortu y la izquierda abertzale han participado en todas ellas: en la lucha contra el autoritarismo y el fascismo; en la pelea por las pensiones dignas; en la lucha feminista; en la defensa del derecho a decidir; en el clamor por los derechos de las personas presas y refugiadas; en la construcción de un modelo social alternativo.
El independentismo de izquierdas es más fuerte que hace cuatro años. Hemos hecho un recorrido fructífero. De cara al futuro tenemos una intención principal: acelerar el ritmo de este país. En esta dirección tenemos una serie de retos concretos entre manos.
En primer lugar, debemos hacer frente a una situación de crisis agravada por la pandemia. La crisis no la podemos pagar los y las de siempre. Tenemos que construir alianzas y luchar codo con codo en la calle, con las trabajadoras, con las feministas, con pensionistas, migrantes, jóvenes... anteponiendo el pueblo.
Lo que necesitamos no es una reconstrucción de la normalidad neoliberal, sino una transformación profunda. Porque, ¿qué normalidad es la que quieren reconstruir? ¿La que está llevando este planeta al colapso? ¿La que ha dejado a las jóvenes sin perspectivas de futuro? ¿La que está precarizando constantemente las vidas de la mayoría? ¿La que precariza las tareas de cuidado y las deja en manos exclusivamente de las mujeres? ¿La que pretende someter al euskera y a las personas que lo hablan? ¿Es que acaso lo que quieren reconstruir en última instancia es un normalidad que nos ha traído todo esto?
Queremos y debemos cambiar todo esto, porque el capitalismo patriarcal deteriora y destruye vidas. Y necesitamos soberanía para llevar a cabo ese cambio.
Ser cada vez más estado y cada vez menos autonomía o territorios dependientes de Francia y España, ese el reto de época en que vivimos en Euskal Herria. Y lo es porque es la única manera de superar la locura neoliberal que nos lleva a la destrucción del planeta y la vida. Necesitamos una sociedad consciente, movilizada y comprometida y unas estructuras de Estado a su medida. Una República vasca, democrática, socialmente justa, feminista, euskaldún y respetuosa con el planeta.
Los próximos meses van a ser útiles para fijar preguntas y buscar respuestas con el fin determinar cómo afrontar estos retos políticos y cómo organizarnos de una manera eficaz.
Con ello, en Sortu tenemos el reto de dar nuevos pasos para desarrollar la práctica feminista asumiendo la responsabilidad individual y la colectiva. Hace cuatro años nos comprometimos a elaborar y poner en marcha un Plan Feminista. Así lo hemos hecho, pero en este sentido queremos aprovechar este Congreso para dar pasos cualitativos y promover la participación de las mujeres a todos los niveles dentro de Sortu. Agradecemos a las militantes feministas el trabajo que realizáis, porque no es fácil: sin vosotras sería imposible llevar a cabo el camino que queremos recorrer, es decir, la transformación feminista completa.
Tenemos un reto enorme en los próximos meses y como es habitual tenemos que saber responder a estas preguntas con práctica política. Los miembros saldremos aún más fuertes del Congreso de enero.
Gora herria!